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Espacio Nancarrow O'Gorman

Juan O’Gorman

 (Ciudad de México, 1905-1982)

Juan O´Gorman nació en Coyoacán, Ciudad de México, un 6 de julio de 1905. Primogénito de Cecil Crawford O´Gorman y Encarnación O´Gorman; hermano mayor de Edmundo, Tomás y Margarita. 

Los primeros años de vida de Juan O´Gorman, en realidad, fueron convulsos. El estallido de la Revolución Mexicana (1910) provocó que sus padres y familia abandonaran su vida en Guanajuato, donde su padre se desempeñaba como ingeniero de minas, y regresaran a Ciudad de México. San Ángel fue lugar de residencia de los O´Gorman durante la Revolución e incluso, fue la última morada de Cecil y Encarnación pues en su casa familiar de Santísimo no. 6 vivieron hasta el final de sus días. 

Si bien Ciudad de México resguardó a sus habitantes de muchos horrores de la revuelta, la capital no pudo evitar enfrentamientos armados en sus calles, así como escases de agua y alimentos. Juan O´Gorman creció, entonces, en una ciudad cercada por el hambre y la muerte. Sus primeros años de educación los llevó a cabo con su padre y hermanos; una educación bilingüe, atea y afecta a temas histórico-filosóficos, mientras que la religión católica fue otra constante en su educación temprana por parte de su madre y abuela materna.

 

No fue hasta el bachillerato que Juan O´Gorman comenzó a llevar a cabo sus primeros viajes de San Ángel, al barrio universitario, ubicado entonces en el Centro Histórico de la Ciudad de México, acto que le develó las formas, dimensiones y vitalidad de la capital mexicana. O´Gorman recuerda en sus memorias la ciudad de aquellos años como una urbe pequeña, transparente y rodeada por montañas. También fue durante este periodo que a O´Gorman le fue develada la ebullición citadina posterior a la Revolución Mexicana, un ánimo transformador considerado por muchos una revolución cultural expresa en pinturas murales, en la reconstrucción de espacios públicos y en la reactivación de una vida propiamente urbano-industrial.

Juan O´Gorman se distanció de la formación familiar cuando decidió estudiar arquitectura, en la Escuela Nacional de Arquitectura de la Antigua Academia de San Carlos, y no medicina como lo deseaba su padre; al sumarse al ánimo de transformación cultural, a través de la ejecución de murales en espacios populares y, posteriormente, al declararse afín a ideas socialistas y comunistas de la época. Para Juan O´Gorman, conocer a Diego Rivera, durante este periodo, implicó la posibilidad de tener acceso al horizonte cultural de su tiempo, posicionarse ante determinadas problemáticas y sembrar un compromiso firme respecto de su circunstancia. Es muy importante señalar que si bien Diego Rivera representó para Juan O´Gorman un mentor, Juan O´Gorman fue para Diego Rivera un colaborador que le ayudó a materializar varios objetivos creativos dado su gran conocimiento técnico en ámbitos como la ingeniería y la arquitectura.

Juan O´Gorman, como muchos de sus compañeros y maestros, simpatizó, a corta edad, con el pensamiento socialista de corte soviético, lo que hace comprensible sus tempranos deseos por “mejorar el futuro para toda la humanidad” así como haber sido él quien, años más tarde, construyera la tumba de León Trotsky (1879-1940) en la misma casa donde fue asesinado el revolucionario.

El joven O´Gorman encontró una vinculación natural entre la arquitectura y la pintura tempranamente cuando trabajó como dibujante en los despachos de los reconocidos arquitectos Carlos Obregón Santacilia (1896-1961) y Carlos Tarditi. Ahí se le encomendó la tarea de ejecutar murales decorativos en varias pulquerías y cantinas de la Ciudad de México (1924-1925), acto que recuerda los trabajos de Frida Kahlo y sus alumnos los Fridos en pulquerías como “La Rosita” en 1943. Si bien, los registros que se guardan de las intervenciones de O´Gorman en dichos sitios permiten observar que las obras fueron ejecutadas en forma muy sencilla, la relevancia del acto se orienta hacia el contacto del joven de 19 años con la cultura popular, ya que previo a ello O´Gorman practicaba solamente y por influencia de su padre pintura de caballete, siendo su trabajo en estos sitios el antecedente de su destacada labor como muralista y el surgimiento de un compromiso incorruptible de ejecutar obras capaces de contribuir en la educación de su espectador.

El ánimo revolucionario de O´Gorman lo llevó a plantear en los años treinta un proyecto de construcción de edificios escolares siendo Jefe del Departamento de Edificios de la Secretaría de Educación Pública. Pese a las críticas éstas, y no otras obras, fueron la expresión mejor lograda de O´Gorman en el ámbito de la arquitectura pues fue a partir de la proyección y construcción de varias decenas de escuelas en barrios populares y semi rurales de la Ciudad de México que O´Gorman logró poner en práctica el concepto de arquitectura moderna que guardaba, es decir, una técnica económica de construcción a beneficio de sus habitantes y, más específicamente, al servicio de las grandes mayorías, dado su compromiso social. Si bien las escuelas de O´Gorman fueron señaladas por algunos críticos como “monumentos a la miseria” por lo parco de sus espacios, los edificios proyectados por el joven arquitecto lograron dignificar la educación básica de hijos de obreros y campesinos quienes por primera vez gozarían de tener baños, agua corriente y ventilación en sus escuelas.

Las escuelas de Juan O´Gorman en los barrios obreros y campesinos de la Ciudad de México detonaron, también, la traza urbana de zonas pobres y marginadas, mejoraron las condiciones de habitación de sus usuarios y llevaron a sus espacios expresiones de pintura mural de manos de artistas como Pablo O´Higgins (1904-1983), Alfredo Zalce (1908-2003) y Julio Castellanos (1905-1947) entre otros. Cabe mencionar que para muchos de los artistas invitados por O´Gorman fueron los muros de las escuelas primarias la primera oportunidad de participar del movimiento muralista acaparado por otras figuras y que su trabajo tuvo una injerencia real en el día a día de las clases populares cumpliendo así, cabalmente, el sentido de arte público. Fue durante este periodo que O´Gorman, en colaboración con José Antonio Cuevas, fundó la Escuela Superior de Ingeniería (ESIA) sustituyendo a la anterior Escuela Técnica de Maestros Constructores fundada por José Vasconcelos (1922).

La pintura de Juan O´Gorman fue una labor que sostuvo durante décadas. Su primera aparición de relevancia pública o mediática en la plástica la llevó a cabo en 1938 al realizar un políptico de gran formato dedicado a la historia de la aviación para ser colocado en el recién inaugurado Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México. La elaboración de la obra fue a solicitud de Francisco Mújica (1884-1954), entonces Secretario de Relaciones Exteriores del Gobierno de Lázaro Cárdenas (1895-1970). La importancia del políptico derivó de la oportunidad que se dio O´Gorman de plasmar en su composición una crítica a los regímenes fascistas internacionales y más específicamente hacia los gobiernos de Hitler y Mussolini, en un contexto de tensión global previo a la Segunda Guerra Mundial. La composición y la ubicación de la obra derivó en censura, protestas, declaraciones encontradas, así como en la destrucción parcial de la obra. O´Gorman experimentó por primera vez en 1938 la destrucción de su trabajo al tiempo de ganar visibilidad por dicha acción. 

Juan O´Gorman fue profundamente crítico, comprometido y contundente al momento de expresar sus ideas. Los cambios que trajo para México y el mundo el estallido de la Segunda Guerra Mundial, el avance del totalitarismo a nivel global y el crecimiento económico polarizado generó en O´Gorman la necesidad de abandonar la escena pública y más específicamente su quehacer arquitectónico. A partir de los años cuarenta O´Gorman trabajó gran parte de su obra pictórica, de ello deviene, por ejemplo, su conocido Autorretrato múltiple (1945), y su labor pública con murales como Historia de Michoacán (1942), Representación histórica de la cultura (1952), Retablo de la Independencia (1961), Fraternidad de los pueblos indoamericanos (1964), La confluencia de las civilizaciones en las Américas (1967),Retablo de la Revolución (1968), El feudalismo porfirista como antecedente de la Revolución 1910-1914 (1973), entre otros. 

La posibilidad de retomar la arquitectura para O´Gorman aconteció hacia finales de los años cuarenta, tras conocer el organicismo de Frank Lloyd Wright (1867-1959) y la casa de la cascada (Pennsylvania,1935) que representó para O´Gorman la utilidad de la arquitectura en un sentido más amplio que el funcionalismo: la posibilidad de vincular al hombre con la naturaleza y armonizar la habitación humana con el entorno natural y cultural en cada caso. Tras lo anterior, O´Gorman realizó su primera obra de inspiración orgánica: la casa-estudio Conlon Nancarrow (CDMX, Águilas #46, Col. Alpes- 40´s) y la segunda casa-estudio para ser habitada por él y su familia: la casa-cueva (CDMX, San Jerónimo #162-1952), fue también durante este momento el periodo de realización de Biblioteca Central de Ciudad Universitaria de la Universidad Nacional Autónoma de México, en conjunto con los arquitectos Gustavo Saavedra y Juan Martínez de Velasco (CDMX-1952).

Entre 1950 y 1982 Juan O´Gorman dedicó su vida a la pintura; realizó su única exposición en el Palacio de Bellas Artes, titulada Fantasía y Realidad en la obra de Juan O´Gorman (1950), padeció la muerte de Frida Kahlo (1954) y de Diego Rivera (1957), tras ello trabajó en la adecuación de la Casa azul de Frida para pasar a ser el museo que a la fecha conocemos y colaboró en las acciones que finalizaron Anahuacalli de Diego Rivera, al sur de Ciudad de México. En 1959 el Instituto Politécnico Nacional le otorgó un reconocimiento: de honor y medalla por haber sido miembro fundador de la ESIA del Instituto Politécnico Nacional. Trabajó en los murales del Museo Nacional de Historia, Castillo de Chapultepec (1961-1973), realizó su serie de petro-murales en SCOP (1951), Taxco (1954), Santiago de Chile (1964) y Texas (1967), así como los planos de su última obra arquitectónica la casa-habitación anexa a casa-estudio de Conlon Nancarrow en donde llevó a cabo, también, trabajos de supervisión de la obra con el apoyo de alumnos de la ESIA (1970). Ingresó a la Academia de Artes (1971), Antonio Luna Arroyó publicó la Juan O´Gorman. Premio Nacional de la Pintura. Autobiografía, comentarios, juicios críticos y documentación exhaustiva (1973).

A finales de 1981 Flor Garduño (1957) realizó una serie fotográfica de Juan O´Gorman en su casa-estudio de Jardín 88, meses atrás el joven cineasta Alfredo Robert grabó varias horas de conversación con O´Gorman de donde derivó el mediometraje Como una pintura nos iremos borrando, premiado con un Ariel en 1988, siendo ambos actos creativos, quizás, las últimas referencias generadas alrededor de Juan O´Gorman antes de su muerte acontecida un 18 de enero de 1982.

En 1983 Ida Rodríguez Prampolini y Olga Sáenz publicaron La palabra de Juan O´Gorman bajo el sello editorial del Instituto de Investigaciones Estéticas de la UNAM, una de los trabajos de investigación más importantes y fundacionales alrededor de la obra del artista, esto sin dejar de lado Juan O´Gorman. Arquitecto y pintor también de Prampolini publicado, por la UNAM en 1982.

Juan O´Gorman murió en la primera casa-estudio que construyó para sí en San Ángel, rodeado del olvido de una sociedad que experimentó cambios vertiginosos a partir de la segunda mitad del siglo XX. Una sociedad en donde O´Gorman pasó a ser el recuerdo de una generación revolucionaria, un grupo de artistas e intelectuales que en gran medida murieron a temprana edad o fueron dejados de lado por recordar las promesas no cumplidas de un país endeudado con su pasado. 

Juanito como le llamaban sus amigos más cercanos estuvo rodeado en los últimos momentos de su vida por grandes seres humanos como Max Cetto, Ida Rodríguez Prampolini, Ángela Gurría y la familia Nancarrow Sugiura. Aún hoy día, hay quienes atesoran recuerdos con el primer arquitecto moderno de México que se negó a presentarse como tal, con uno de los más importantes muralistas del país al que poco reconocimiento se le ha merecido y con el gran ser humano que ante un mundo ajeno decidió interrumpir su vida a los 77 años de edad. 

Larga vida a Juan O´Gorman, a su medio siglo de producción ininterrumpida y a los ecos de un ser humano comprometido con la enseñanza y la verdad.

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